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¿Qué víctimas faltan en la ley de memoria histórica y democrática de Extremadura?

En la Ley de memoria histórica y democrática de Extremadura no falta ninguna víctima, aunque haya artículos en los que —atendiendo al sentido común y a unos criterios básicos de justicia— se insista en la reparación de la mayoría cuya memoria aún no ha sido restaurada.

«La presente ley tiene por objeto recuperar la memoria histórica en relación con las personas extremeñas que padecieron persecución o violencia por razones políticas, ideológicas, de creencia religiosa, de género o identidad y de orientación sexual durante la Guerra Civil y la dictadura, restituyendo, reconociendo y rehabilitando la memoria de las que fueron represaliadas en nuestra región»

Artículo. 1.1. de la Ley de Memoria Histórica y Democrática de Extremadura

Este es el primer párrafo del primer artículo de la Ley 1/2019, de 21 de enero, de memoria histórica y democrática de Extremadura que el gobierno de la Junta de Extremadura de María Guardiola, sustentado por el Partido Popular y por Vox, pretende derogar con el argumento de que no recoge a todas las víctimas de la guerra y de la represión.

Pero ¿qué víctimas faltan?

Más allá de la redacción, sin duda mejorable, de ese artículo y de esa ley, si el texto menciona a «las personas extremeñas que padecieron persecución o violencia por razones políticas, ideológicas, de creencia religiosa, de género o identidad y de orientación sexual durante la Guerra Civil y la dictadura», ¿qué víctimas no están recogidas? Porque el artículo no dice qué política, ideología, creencia religiosa u orientación sexual debieron sostener para ser consideradas víctimas. Solo dice que, si sufrieron persecución o violencia por ellas, lo fueron, fueron víctimas y están contempladas en la ley, las ocasionaran la derecha o la izquierda y fueran las víctimas de una ideología o de otra.

Por tanto, el artículo primero de la ley, que marca el objeto de ese instrumento legislativo, se refiere a todas las víctimas.

Y ese texto se refiere a todas las víctimas, sin excepción, a pesar de las diferentes circunstancias entre la violencia ejercida por los franquistas, rebelados en 1936 contra el régimen democrático de la II República, y la de quienes apoyaron esa democracia.

Y ese texto se refiere a todas las víctimas, sin excepción, a pesar de la enorme desproporción en el número de los asesinatos, ya que aproximadamente, y aunque aún falta mucho por investigar, un 88% (al menos 11.557 personas) de las asesinadas en Extremadura a partir del golpe de Estado, lo fueron por los falangistas y derechistas, mientras que un 12% (1.567) de esos crímenes fueron cometidos por los republicanos e izquierdistas.

Y ese texto se refiere a todas las víctimas, sin excepción, a pesar de la enorme desigualdad en el reconocimiento y dignificación de unas y otras. A pesar de que solo una parte de esas víctimas, la minoría, las 1.567 que fueron provocadas por los partidarios de la República, recibieron —salvo algún caso raro— el homenaje y reconocimiento de las autoridades franquistas durante cuarenta años, inscribiendo sus nombres en cruces de los caídos y lápidas, compensando a sus familiares económica y laboralmente y, por supuesto, dándoles un enterramiento digno. Y a diferencia de ese 12% de las víctimas extremeñas que recibió un reconocimiento público, el 88% restante, la mayoría, las víctimas provocadas por los franquistas, no recibieron ni homenajes ni reparaciones, sus familiares —salvo algún caso raro— no pudieron llevar a cabo durante la Dictadura enterramientos dignos, ni fueron compensados de ninguna manera, y sus asesinos se exhibieron sin recato ni pena.

O sea, que a pesar de las distintas circunstancias de la violencia que sufrieron las víctimas de la derecha y las víctimas de la izquierda, a pesar de la desproporción en el número y a pesar de haber sido unas ya dignificadas y otras aún no, el artículo primero de esta ley que la derecha y la extrema derecha quieren derogar contempla a todas las víctimas.

Entonces, ¿qué víctimas faltan en la ley según el gobierno del Partido Popular y de Vox?

Porque esa consideración genérica de las víctimas que la Ley de memoria histórica y democrática de Extremadura mantiene en su primer artículo se reitera también en el artículo 4.b. Y eso no es contradictorio con que, a partir del artículo 5 se centre especialmente en las víctimas del franquismo. Parece lógica esta especial atención —que no niega la existencia de otras víctimas— debido a las distintas circunstancias de la violencia que sufrieron, a la desproporción en el número y a que unas han sido ya dignificadas y otras aún no

En la Ley de memoria histórica y democrática de Extremadura no falta ninguna víctima, aunque haya artículos en los que —atendiendo al sentido común y a unos criterios básicos de justicia— se insista en la reparación de la mayoría cuya memoria aún no ha sido restaurada.

La insistencia por el gobierno de María Guardiola de que falta una parte de las víctimas es un argumento falaz y solo pretende esconder otro. La verdad es que — a ella, a ellos— no les falta ninguna víctima en la ley, sino que les sobran.

Les sobran las víctimas del franquismo. Les sobran las miles de personas asesinadas, torturadas, encarceladas y robadas por la Dictadura. Les sobran las decenas de miles, los centenares de extremeños y extremeñas de hoy en día descendientes directos de las víctimas de entonces. Les sobramos todos y todas. Les sobra la memoria. Les sobra la historia.

¿Por qué?

Como sugerimos las asociaciones de memoria histórica de la región en el «Manifiesto por la Dignidad y la Memoria en Extremadura» del 12 de julio del año pasado, suscrito por centenares de personas y asociaciones…

¿A qué persona demócrata hay que recordarle que la memoria de las víctimas de cualquier conflicto o represión tiene que ver con los derechos humanos?

¿A qué persona justa puede olvidársele que, durante los cuarenta años de dictadura franquista, se glorificó a una parte de las víctimas, y que las restantes fueron sometidas por razones ideológicas al olvido?

¿A qué persona sensata hay que insistirle en que la concordia se promueve cerrando heridas no dejándolas abiertas?

¿A qué persona cabal puede escapársele que no se puede olvidar lo que no se conoce y que la investigación histórica, saber qué ocurrió, es necesario para poder vivir?

Y, en fin, ¿a qué persona de bien podría molestarle que saquemos los restos de nuestros familiares de las cunetas y de las fosas comunes y los enterremos dignamente?

Aunque para María Guardiola y para el gobierno del Partido Popular y Vox las víctimas del franquismo sobren, las extremeñas y los extremeños que —familiares o no—queremos honrar su memoria vamos a seguir aquí, nada va a callarnos, nada va a impedir que recordemos, nada va a entorpecer la dignificación de todas las víctimas de la guerra y de la represión franquista. Nadie va a silenciar el movimiento de memoria histórica y democrática de Extremadura.

El sábado día 27 de enero, a las 11 de la mañana, nos concentraremos en la Plaza de España de Mérida, para reivindicar la Ley de memoria histórica y democrática de Extremadura y para preguntarle a María Guardiola ¿qué víctimas faltan en la ley? ¿No será que a ella y al Partido Popular y a Vox les sobran las víctimas del franquismo y sus familiares? ¿No será que les sobramos todas nosotras, todos nosotros?

Conchita Viera Nevado [hija de Amado Viera Amores, alcalde de Valencia de Alcántara, asesinado el 25 de septiembre de 1936]

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