Joaquín Macías sobre el acceso a la vivienda en Extremadura: «solo un 17% de los jóvenes extremeños puede emanciparse»
La crisis de la vivienda en Extremadura: jóvenes sin opciones y pueblos en riesgo de desaparecer
En Extremadura, el encarecimiento de las hipotecas ha hecho casi imposible que los jóvenes menores de 30 años se muden de casa de sus padres. Un estudio del Banco de España revela que cuatro de cada diez pueblos de la región corren el riesgo de desaparecer, y la provincia de Cáceres es una de las más afectadas. Con más de 123.000 viviendas desocupadas, la situación es calamitosa, sobre todo en los pueblos pequeños de menos de 10.000 habitantes.
A pesar de estos retos, parece haber poca voluntad política para abordar el problema más allá de atender a los intereses de las grandes ciudades y destinos turísticos como Mérida y Cáceres. Sin embargo, este enfoque miope ignora las necesidades de la inmensa mayoría de la población, sobre todo de los jóvenes que carecen de acceso a la vivienda y de las comunidades que luchan contra la despoblación.
La crisis de la vivienda en Extremadura no se limita a la provisión de viviendas sociales para los más vulnerables. Es un problema sistémico que afecta a toda la población, especialmente a la que vive en pequeñas ciudades. Si no se toman medidas, la situación no hará más que empeorar, y la región seguirá vaciándose.
El elevado coste de las hipotecas
En Extremadura, el sueño de la vivienda en propiedad es cada vez más inalcanzable, sobre todo para los jóvenes. El elevado coste de las hipotecas, combinado con los bajos salarios y las altas tasas de desempleo, hace que muchos jóvenes no puedan salir de casa de sus padres. Según un estudio del Instituto Nacional de Estadística, sólo el 17% de los jóvenes extremeños menores de 30 años puede permitirse salir de casa y alquilar o comprar una vivienda propia. Esta situación no es exclusiva de Extremadura; es un problema nacional que afecta a muchos jóvenes de toda España.
El riesgo de despoblación
La crisis de la vivienda en Extremadura se ve agravada por el riesgo de despoblación. El estudio del Banco de España revela que cuatro de cada diez pueblos de la región corren el riesgo de desaparecer debido a la despoblación. Esto es especialmente frecuente en los pueblos pequeños de menos de 10.000 habitantes. La provincia de Cáceres está especialmente afectada, con muchos pueblos que se enfrentan a una importante despoblación.
El problema de la despoblación es complejo y tiene muchas lecturas. No se debe únicamente a la crisis de la vivienda, sino que es un síntoma de cambios económicos y sociales más amplios. Sin embargo, la falta de vivienda asequible es un factor que contribuye significativamente. Muchos jóvenes abandonan las ciudades pequeñas en busca de mejores oportunidades económicas y la posibilidad de fundar una familia. Sin acceso a una vivienda asequible, les resulta difícil regresar y contribuir a la revitalización de sus comunidades.
Viviendas desocupadas
A pesar de la gran demanda de viviendas asequibles, hay más de 123.000 viviendas desocupadas en Extremadura. Se trata de una cifra asombrosa, sobre todo en ciudades pequeñas que luchan contra la despoblación. Las razones del elevado número de viviendas desocupadas son complejas y variadas. Algunas son propiedad de personas que han abandonado la zona y no tienen intención de volver. Otras son propiedad de bancos o inversores que esperan a que aumente el valor de la propiedad para venderlas.
La cuestión de las viviendas desocupadas no es exclusiva de Extremadura; es un problema nacional que afecta a muchas regiones de España. Sin embargo, en regiones como Extremadura, donde la despoblación es un problema importante, el problema es especialmente grave. Las viviendas desocupadas son un recurso desaprovechado que podría utilizarse para proporcionar viviendas asequibles a jóvenes y familias.
La necesidad de actuar
La crisis de la vivienda en Extremadura requiere actuar en múltiples frentes. La provisión de viviendas sociales para los más vulnerables es importante, pero no es suficiente. Para abordar la crisis, es necesario un enfoque integral que tenga en cuenta las necesidades de toda la población, especialmente de los jóvenes y de las comunidades en riesgo de despoblación.
Incentivar la rehabilitación de las viviendas desocupadas de las ciudades pequeñas, promover el desarrollo de proyectos de agricultura sostenible y ecoturismo a pequeña escala en las zonas despobladas para crear oportunidades económicas y atraer a los jóvenes a la zona son solo alguna de las ideas que pueden imp.
En conclusión, la crisis de la vivienda en Extremadura es un reto importante que requiere medidas urgentes. Sin un enfoque integral que tenga en cuenta las necesidades de toda la población, especialmente de los jóvenes y de las comunidades en riesgo de despoblación, la situación no hará más que empeorar. Es hora de que los responsables políticos tomen medidas audaces para abordar la crisis de la vivienda y garantizar que todos los extremeños tengan acceso a una vivienda asequible y la oportunidad de construir un futuro en sus comunidades.